Salvar el fuego o la expiación de Eros, Pablo Tepichín
El origen es un crimen sacrificial. El parricidio es el crimen principal y primordial. No hay posibilidad de un Yo sin crimen, un Yo-culpable incorpora la culpa y, simultáneamente, la transgresión. El sacrificio del padre para instaurar la Ley. ¿Y si sólo hubiese más que transgresión? ¿Y si habitamos un mundo donde esa Ley no logró fundarse?